Fiestas gastronómicas de récord en Galicia

Son muchos los rasgos que el imaginario colectivo atribuye a los gallegos. Que si la retranca y la morriña, aquello de responder con otra pregunta, indecisos, reservados… y amantes de las comilonas. Y tanto. Los estereotipos no siempre esconden algo de verdad, pero en este caso sí se puede (y se debe) generalizar. Y es que en lo que se refiere a la manduca, en Galicia todo se hace a lo grande. El mejor ejemplo son las cada vez más habituales ferias gastronómicas, que abundan en los meses estivales, y en las que se devoran kilos y kilos de los platos típicos de la cocina gallega.

El marisco es sin duda el producto estrella de la mayoría de estos festejos populares en torno a la comida. En la Festa do Berberecho e do Mexillón de Vilanova de Arousa se despacharon el año pasado 30.000 raciones de estos dos mariscos al vapor, en salsa o como parte de otras recetas. Cuantiosas mejillonadas también son las de Vigo, Lorbé y A Illa de Arousa, que cuentan sus existencias por miles. En la Festa da Ameixa de Carril se sirvieron unas 3.000 degustaciones de almeja local a la marinera local. El percebe tiene su hueco en lugares como Corme (1.200 kilos) o Cedeira (unos 2.000).

Otro que también provoca ágapes multitudinarios es el pulpo. Más allá de citas en Palmeira o Mugardos, la indiscutible reina del verano es la Festa do Polbo en O Carballiño. Allí las ollas no descansan hasta cocinar nada más y nada menos que unos 40.000 kilos del cefalópodo, y se prepara además la tapa de pulpo á feira más grande del mundo, Guinness incluído.

El pescado tiene su centro neurálgico en la costa lucense. En Celeiro se sirvieron este año 1.500 raciones de su célebre pescada do pincho, y en Burela se degustarán este fin de semana unas tres toneladas de bonito. Por su parte, los que prefieran la carne, deben saber que el año pasado se sirvieron 5.000 codornices en Castrelo do Miño, casi dos toneladas de callos en la Faguía de Carnés, y 2.500 raciones de jamón en A Cañiza. Los pimientos también tienen su particular homenaje. Entre las ferias de Oímbra, Arnoia y Padrón, en el 2015 se llegaron hasta las seis toneladas del vegetal.

Para acompañar, en el concello ourensano de Cea, despacharán unas 2.700 raciones de su famoso pan local, y para que semejante festín baje mejor, se puede acudir a la Queimada Popular de Cervo, en la que se sirven casi 3.000 litros de aguardiente. Mención especial requiere la Festa do Albariño de Cambados, una de las más multitudinarias de la temporada. Si queda hueco para el postre, en A Capela se reparten unas 6.000 degustaciones en la Festa do Requeixo.

El verano es el momento idóneo para comer hasta reventar, y en Galicia no hay fin de semana en el que no se pueda disfrutar de estas celebraciones pantagruélicas rebosantes de gente y con cifras de récord. Están locos estos gallegos, diría Obélix.

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